martes, julio 24, 2007

Fado desenfadado

Saudades da minha terra,
llanto de amor clandestino
rebajado con mal vino
(pero esa es otra guerra).

En la garganta una espina
hiere el llanto del artista,
fado del malabarista
dios y hombre en su sentina.

Con el coraçao penando
por las calles portuguesas
van tres conciencias espesas
por Rua Nova, renqueando.

El futuro y el pasado
en un instante confluyen,
los recuerdos, adeus!, huyen,
fado triste, triste fado.

Un acorde lagrimea
por los trastes del olvido,
se carcajea Cupido
del amor de Dulcinea.

Fado, son de las tabernas,
canto a la desolación,
hostia en vena hecha canción
que paraliza las piernas.

Dame, luso iluso, un fado
en tanto emprendo la marcha
con la esperanza de escarcha
mas casi siempre obrigado.

jueves, julio 19, 2007

El capuchino

Sugerente a los sentidos,
delicioso al paladar,
destierren al muladar
sucedáneos parecidos.

Cremoso amor, gozo pleno
artesano y sibilino,
en la vida un capuchino
sin ser fraile fue tan bueno.

De la blanca espuma asoma
-questa opera magistrale-
un motín febril de aroma.

Que en cafés no todo vale,
te lo digo como en Roma:
bocatto di cardinale.

martes, julio 17, 2007

El show de True Man

Camino de los cuarenta
todo se vuelve angostura,
la fruta en edad madura
su declive experimenta.

Diez coches y treinta motos
van haciendo carretera,
a mitad de la escalera
hay muchos peldaños rotos.

La noche no es ya ese mar
de peces que culebrean
libremente hasta picar.

Aunque fuerza y fe escasean
el show final va a empezar:
pasen, tomen asiento y vean.

viernes, julio 06, 2007

8 de julio (te doy una cancion)

El más bello poema de Neruda
es paja para tanto sentimiento,
maldigo haber provocado el momento,
tormento de la sombra de una duda.

Porque eres necesaria en mi torpeza,
porque a mi vida le falta una pieza,
porque no te me vas de la cabeza
renuncio a todo por tenerte cerca.

El amor nuestro no ha de morir jamás
pero yo sí que lo hago si te vas,
tú eres todas mis razones y una más,
el reloj no sabe contar hacia atrás.

La más triste canción de Luis Eduardo
no alberga ni la media de mi pena,
no supe sacar oro de la arena,
no supe bajarme del escenario.

Porque eres la sonrisa que rebaja
el peso agotador de mi conciencia,
porque eres la ternura y la inocencia,
porque eres como tu nombre una alhaja.

El amor nuestro no ha de morir jamás
pero yo sí que lo hago si te vas,
tú eres todas mis razones y una más,
el reloj no sabe contar hacia atrás.

Porque eres el antídoto del alma
sangrante por la culpa traicionera,
porque antes de ser hielo fuiste hoguera,
porque eres el triunfo de la calma.

Porque eres la pregunta y la respuesta,
porque eres la veleta de mi paso,
porque desprendes luz tras el ocaso
de un consumido corazón en venta.

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