martes, julio 06, 2010

Larissa (o Por quién redoblan las vuvuzelas)




No es noticia que yo, después de todo,
reniegue de honor patrio y de bandera
si piensas que arrancó esta ventolera
de cuajo mi afición. De cualquier modo
¿quién puede renunciar a una gacela
cruzando en libertad, con tanta gracia,
al bies la Plaza de la Democracia
sin complejos, sin ropa y sin abuela?
Al pilón con capellos, maradonas,
jabulanis y primas concertadas,
que aunque haya tras las carnes corazones
que aplaudan a la Roja, las hormonas
no quieren ensayar otras jugadas
que la mano de Dios con dos balones.



redes